jueves, 15 de enero de 2009

Yo tenía razón... A ver cuanto me dura...

Desde el año pasado que no escribo nada en este panfleto neoizquierdoso, incisivo y mordaz. La verdad es que tampoco es que se me ocurriera nada, pero sorprendente y sorpresivamente, la realidad siempre supera la ficción, y nos provee de carnaza más allá de límites inimaginables. Lo cierto es que nada ni nadie puede dejar de ser lo que es, aunque trate de huir de su destino con pies para que os quiero. No hay ningún lugar donde la verdad no nos alcance, tarde o temprano.
Ahora bien, en un enfoque kármico del asunto, puede que a muchos de nosotros no nos preocupa que ésta nos alcance, para compensar a los muchos que están aterrados sólo con la misma idea. Para unos es una bendición y para otros una pesadilla.
Observemos pues este escatológico postulado: "la mierda siempre flota". En cualquier orden de cosas, todo lo malo que puede uno hacer o puede suceder, no es más que una cuestión de puro azar, del inmenso abanico de circunstancias del devenir, que no es mas que una partida a la carta más alta, que en una azarosa mezcla van saliendo una a una, buenas y malas. Ahora bien, las personas nos caracterizamos por tener siempre tres caminos, uno es hacer algo bueno, otro cometer una maldad o por último no hacer nada. Que??? creemos que eso nos hace especiales??? Queridos radioyentes... no seamos ingenuos, por que esos caminos están plagados de condicionantes, inseguridades, filiaciones, afinidades, y claro, muchas veces esos caminos se llenan de espinos, charcos y bandidos. No siempre el camino correcto es el mas fácil. A la luz de eso, ¿Es justificable cometer una maldad sabiendo que con ello se va a favorecer un bien mayor? ¿Y qué me decís de quedarse sin hacer nada? A vuestra reflexón os lo dejo.

En próximos espisodios

De vita beata

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