jueves, 5 de febrero de 2009

Los guardianes del hogar

Los meses pasan lentamente y los días más, todo se ralentiza, excepto el cansancio, que desgraciadamente se convierte en una indeseable constante. Pero el mundo no para por ello, y lo cierto es que muchas veces dan ganas de tirarlo todo por la borda. Profesionales que no hacen su trabajo, por que ya no pueden sostener el ritmo. A los responsables les da igual mientras que su astenia no trascienda y cause una baja. Ya que el trabajo siempre está ahí, es el ojo que nunca duerme, no espera a que uno esté al cien por cien. Mantener la atención centrada es lo que requiere trabajar con personas, pero muchas veces, a causa de todo lo anterior, eso no es posible.
Todo se complica todavía más cuando gente que no sabe como es la labor a desempeñar, pretende decidir que es lo mejor para los que si la desempeñan. Cuando diseñan planes sin conocer las consecuencias. Y luego se sorprenden al ver que los que sí lo hacen piden un aumento de sueldo.
Lo malo del trabajo con personas es que tiene un gran numero de variables que pueden darse y que toda previsión o precepto, se queda corto ante la verdadera manifestación del comportamiento humano. Para mucha gente los que desempeñamos profesiones de ayuda no trabajamos, pero requiere gran cantidad de esfuerzo ayudar, muchas veces a quien no quiere.
Todo esto claro está aderezado con malestar provocado por el hecho de que al no valorarse lo suficiente, esos trabajos se pagan a la baja, y no suele compensar el gasto de energía si no has nacido para ello. Y claro, luego instituciones que cuentan con eso, pagan menos como si te hicieran un favor por darte ese trabajo. 365 días al año al pie del cañón, jodiéndote domingos y festivos, trabajando cuando nadie trabaja y librando, por tanto, cuando nadie libra. Estando expuesto a enfermedades, y a violencia, en muchos casos verbal y en algunos física. Todo eso por una libranza y un sueldo que apenas rozan lo satisfactorio.
El caso es que los problemas siguen ahí y necesitan una solución, pero que no sirva de excusa a los que pretenden que los que realizamos profesiones de ayuda encima tuviéramos que pagar por ello, claro, la vocación no cotiza en la seguridad social. Que todos esos comprendan que nos ganamos un sueldo y medio, cuando ellos nos ratean hasta el pagar domingos y festivos. Que su frente es mucho más costoso de mantener de lo que ellos piensan, que los generales no ven morir a los soldados, pero sí los envían a la muerte. Que aprendan a respetar, considerar y valorar como es debido, a los verdaderos guardianes del hogar.

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